lunes, 26 de noviembre de 2012

CRONICA BEHOBIA-SAN SEBASTIAN 2012

Correr la Behobia – San Sebastian (BSS) es disfrutar de lleno del ambiente más puro y limpio del atletismo amateur, es sentirse partícipe de algo grande, algo especial, de algo prácticamente mágico…y es que compartir carrera y fiesta con más de 25.000 aficionados al running, no se puede hacer cada fin de semana.
Participar en la BSS es correr junto a atletas de primer nivel, pero es principalmente compartir kms con aquellos atletas que se han preparado a conciencia para afrontar el reto del año, independientemente del tiempo con el que acabe cruzando el arco de llegada.
Bajo mi humilde punto de vista (entre otras cosas porque no tengo demasiada experiencia), debo decir que la Behobia es mucho más que una carrera popular, es la fiesta del running amateur por excelencia. Si puntuamos cada uno de los elementos que forman parte de un evento de estas características (organización, ambiente, participación, concepto…) casi con total seguridad estaremos en una de las más completas y especiales. 
REPITIENDO EXPERIENCIA AÑO TRAS AÑO
 Este es mi 4º año participando en la Behobia. Cada una de ellas han sido diferentes pero todas han tenido aspectos positivos. La primera porque es la ilusión, emoción, el reto de si llegaré y con qué sensaciones….y la última porque desde que realicé la inscripción tenía el presentimiento que iba a ser una edición especial para mí. Eso sí, todas ellas han tenido en común (excepto la del año pasado) la climatología, pasadísimas por agua!!!.
El domingo de la carrera amanecía lloviendo y con pocas intenciones de cambiar, pero eso ya entraba en nuestros planes, así que después de un buen desayuno y tras vestirme me enfundé literalmente en un traje de plástico (mejor dicho en una capa de los chinos). Aunque llevaba chubasquero y visera tenía que ponerme algo por encima para que me protegerían de la lluvia al menos hasta la salida.
Fui en coche de Hendaia a Behobia y recuerdo que mientras caminaba hacia los camiones para dejar la mochila y juntarme con Ibón (un compañero de trabajo) pensaba: “ya no vuelvo más”, y eso que no es que me importe demasiado correr con lluvia, pero aquello no era llover, estábamos hablando de diluviar. Y era la tercera carrera que corría en Donosti este año y todas igual. Pero a Ibón, que era su primera edición en la Behobia no le comenté nada de mi pensamiento y le animé hablando del ambientazo que se respiraba, el cruce de banderas que había (catalanes, franceses, madrileños, etc…..).
Nos refugiamos como pudimos en el bar hasta que comenzamos a calentar y tras despedirnos nos dirigimos cada uno a nuestro cajón de salida. Una vez allí, intenté conseguir relajar un poco la musculatura que el frío estaba dejando agarrotada. 
EMPIEZA LA CARRERA
Tal y como estaba previsto, la organización empezó a dar la salida según el color y grupo al que corresponden los dorsales. Y con una organización perfecta y milimétrica tuve mi salida a las 11:32.
Salida densa y abultada dificultando la carrera tal y como una la desearía llevar, pero bueno, es un gran evento que poco a poco se estira y por lo tanto uno puede correr al ritmo que desea. Los primeros kilómetros fueron un constante avanzar gente, entre golpes involuntarios y “perdonas” como salvoconducto multiuso para pedir perdón y a la vez, pedir paso.
Mi planteamiento inicial lo tenía muy claro: cruzar la meta en 1:50:00 corriendo alrededor de 5:30 el km (reto importante para mí y más teniendo en cuenta que la edición pasada acabé con 1:57:01). La planificación de la carrera era ir de menos a más, así que empezaría a 5:35 para acabar en 5:25 o algo así. Hay que tener en cuenta que la BSS es una carrera de 20 kms y a pesar de su poco desnivel positivo acumulado, tiene un par de subidas muy malas, la de Gaintxurizketa (de dos kilómetros en total) y la que popularmente llamamos “El puerto de Mirakruz” de apenas 1 km pero con fuerte inclinación, con lo cual, es muy fácil que estos dos altos te rompan la media por km.
En este gráfico se puede apreciar la altimetría de la carrera con sus constantes sube-baja.
Pero a pesar de mi planteamiento, una vez estás en carrera, las cosas son simplemente distintas. Para empezar, no pude ponerme a rítmo de 5:35min/km hasta pasado el km 3 debido al gran mogollón de gente y eso hace que se te empiece a desmoronar la marca.
Eso sí, sin darme cuenta, estaba cruzando la alfombra del km 5 y dentro del tiempo (27:23). A partir de aquí ya pude hacerme un pequeño hueco y tras subir Gantxurizketa pasé a ponerme a 5:25 que posteriormente daría paso a 5:20 e incluso a 5:15…y llegué hasta el km 10. Los 5 kms siguiente fueron de disfrute total, el paisaje es el propio de nuestra tierra muy verde, con mucha vegetación, pero sobre todo es de destacar el ambiente que se respiraba, petado de gente (y eso que el día incitaba a quedarse en casa) y con una animación que te hacía volar con sus “aupa txapelduna” “oso ondo neska”, porque hay que destacar la gran participación de las mujeres ya que normalmente no suele alcanzar el 10% y aquí casi es del doble.
Tras pasar el km 15, nos proponemos a enfilar el puerto de Mirakruz siendo éste para mí el tramo más duro de toda la carrera. Antes de comenzar la ascensión se me instala una rigidez en la parte alta de la espalda y hombros. Ahora sólo pienso en acabar cuanto antes el ascenso. Noto las piernas pesadas y las pulsaciones se me disparan, me siento mal, voy incómoda, mi cabeza me dice que deje de correr y que vaya andando, tengo la sensación de que no puedo y me voy a parar, pero pienso y me acuerdo del entrenamiento, me acuerdo de Andreu (mi entrenador) y de una de sus frases “Laura, tienes el entrenamiento suficiente como para acabar la Behobía, mejor de lo que te crees”. Esto me da ánimos para seguir, voy cansada muy cansada y ya casi estoy en la cima, miro el reloj y voy a 6:38!!, paso por la zona del Arzak y allí es donde me está esperando Aitor y los txikis, miro y miro y vuelvo a mirar pero no los encuentro. Sin duda, es el peor momento de la carrera. Decido dejar de mirar el reloj y pienso que ahora lo importante ya no es el crono, sino acabar sin pasar “mucha miseria”.
Después de Mirakruz, comienza la bajada para entrar en Donosti, voy recuperando y cada vez voy mejor, ya sólo quedan 3 kms. Voy pasando a gente, a mucha gente. Veo el último avituallamiento y no me paro, ya tengo suficiente como para acabar la carrera, bajamos por Gros y giramos hacia la Zurriola, el gentío es espectacular.
Enfilamos ya la última recta y veo los cubos del Kursaal, ya sólo quedan 1,5 kms, la multitud se agrupa a ambos lados de la carrera, se oyen muchas palabras de ánimo, pero hay una que me resulta familiar cuando oigo “Amatxu” y ahí estaba Aitor y los txikis. Me recorre una emoción que se me instala en la garganta. Tengo muchas ganas de ir y abrazarles, pero sigo, ahora sí que estoy motivada, corro y corro a gran velocidad, adelanto y adelanto a mucha gente y por fin veo el último arco. Paso por la alfombra, apago el crono y SI!!!!, Objetivo conseguido: 1: 47: 42.
Este es el gran momento, mi momento, aprieto discretamente los puños en señal de victoria, estoy contenta, emocionada y me siento feliz, muy feliz. Y pienso: Hasta el próximo año querida Behobia…….
Laura